El Ascensor…
Han
pasado 72 años, y todavía recuerdo aquel
extraño acontecimiento, ocurrido en aquella famosa torre de pisos, en una
zona costera del Mediterráneo.
Fue
una de las primeras torres que se construyó en primera línea de playa, puesto
que no se había visto una torre tan alta, en los años 50, lo que allí había
eran casitas de planta baja, naranjos y mucha huerta.
Aquello
fue ¡¡el boom!! Del verano del turismo nacional, internacional y extranjero,
este fue el pionero y el propulsor para que años más tarde, se hiciesen grandes
torres de edificios de lujo y turísticos.
Pero
lo que jamás llegue a pensar es lo que sucedió después.
Se
hizo eco mediático en todos los periódicos, tanto nacional como
internacional, saliendo en todos los canales de tv y radio.
Nunca
se supo con certeza como ocurrió y como pudieron encontrar tantos huesos
y cráneos de seres humanos en aquel foso del ascensor, una primera hipótesis,
se pensó que fueron unos restos de cadáveres de la época de la guerra civil,
pero se descartó la idea, ya que las pruebas demostraron que eran cadáveres de
un tiempo reciente.
—Tenemos,
que deshacernos de esta vieja leona, ya no es rentable para el circo dijo
el domador del circo.
Haz
lo que sea Pepe, pero no quiero volver a verla por aquí me oyes, le dijo al
que se encargaba de cuidar y alimentaba a los animales del circo, este
con un ligero movimiento de cabeza de forma afirmativa, dio su aprobación.
—No
se preocupe, señor Luis esta noche me la llevare y no volverá a verla nunca
más.
Cinco
minutos más tarde, Pepe cogió su teléfono e hizo una llamada.
—
¡Hola, Diego soy yo tú cuñado Pepe! Te llamaba por si me podías echar una mano,
es que tenemos un pequeño problema con la vieja leona, dice Luis que no quiere
ver más a esa leona, no le saca benefició y todo son gastos, ¿Tú me puedes
ayudar a ver qué hacemos con la leona? ¿Tienes algún sitio donde pueda
dejar a la leona, hasta que saber qué hacer con ella?
—Sédala
y tráetela aquí donde yo trabajo, que aquí no molesta a nadie.
Esto
es una finca grande y apenas hay gente viviendo aquí, le dijo Diego.
La
instalaron en el foso, que había en uno de los ascensores, le pusieron un cubo
grande de agua, y un poco de comida que le trajo Pepe del circo.
Al
cuarto día de estar la leona en el foso.
—Oye,
soy yo Diego, te llamo para saber que vamos a hacer con la leona, ya que
está empezando a tener hambre y yo aquí no tengo comida para ella ni sus crías,
por lo que se ve que ha parido esta pasada madrugada, anda ven a ver qué
hacemos con ellos.
Enseguida
llego Pepe con un poco de comida, que le había sobrado de la que le había
puesto al león más joven que había en el circo.
Pensaron
que con dos crías pequeñas de la leona, no podría ir a ningún sitio, por débil
que la leona estuviese, esta no dejaría que se llevaran a sus crías.
Lo
más inmediato, sería hacer un pequeño reajuste en el suelo del ascensor, y lo
segundo ver cuantos propietarios había en la torre.
Una
vez contabilizados a todos los propietarios, y hecho dicho arreglo ya no
tendrían más problemas.
Una
semana más tarde la leona murió, por falta de alimento, esta a su vez fue
alimento para sus crías, tenían la poca carne que tenía la leona, de tarde en
tarde tenían un poco de leche que les daba Diego.
Hasta que una fatídica madrugada, unos borrachos que
venían de pasárselo bien, cogieron el ascensor, y este los subió al piso
18, cuando de pronto estos empezaron a saltar en el ascensor, cuando el suelo
se abrió en forma de trampilla, y los 5 cayeron al vacío, la muerte fue
fulminante.
Una
vez que los cuerpos sin vida de los borrachos, fueron olfateados por las crías
de la leona, estos dieron buena cuenta de ellos.
De
los 5 jóvenes no se volvió a saber de ellos ni sus equipajes, la agencia
que había alquilado el apartamento, había cobrado el alquiler, y el apartamento
estaba listo para ser alquilado de nuevo.
En
poco menos de un año, las crías de la leona ya eran leones adultos,
con lo cual tenían que comer más asiduamente.
La
última víctima en sufrir el terrible ataque de unos leones, hambrientos fue la
señora Graciela del 19 D.
Era
una señora mayor de 89 años que vivía sola, y la verdad es que era un poco
refunfuñona, y por qué no decirlo era desagradable, y siempre estaba de mal
humor, y se metía con todo el mundo y al pobre Diego, lo llevaba por la calle
de la amargura, en definitiva que era una anciana desagradable, su muerte le
llego cuando venía de la compra, le pidió ayuda a Diego, y este se inventó una
avería.
En
el cuarto de contadores, decía que durante toda la mañana, habían saltado
varios plomos, y la mitad de la torre no tenía luz, así que la
señora Graciela tuvo que subir las bolsas de la compra en el ascensor
hasta su casa, una vez dentro del ascensor apretó al botón.
De
su piso, cuando el ascensor empezó a subir , de pronto se
paró en el 4, cuando el suelo cedió ante sus pies y ella cayó ,
con las bolsas de la compra , esta empezó a chillar como una loca cuando vio a
tres leones gigantes acercarse a ella , con un par de zarpazos de uno de los
leones , le arranco media cabellera , otro de los leones le tiro una dentellada
a la pierna , en cuestión de media hora , la señora Graciela paso a
mejor vida.
Tres
meses más tarde, uno de los leones se escapó de la torre y atemorizo a medio
barrio, hasta que la policía y la protectora de animales, pudieron coger al
león que se había escapado.
Lo más curioso del caso, es que preguntaron por Diego
, el portero de la torre, y dicen los pocos que aun vivían allí, que
hacía un par de semanas que habían preguntado por él en la administración, y nadie sabía de su paradero, que el periodo de sus vacaciones de verano, hacía cosa de 15 días que había terminado.