Redención
Como cada mañana, Juan terminaba de arreglarse el cuello de la camisa blanca que hace unas horas antes se había planchado. En el espejo del pasillo, una vez que se vio bien, se colocó su gorra de lana de estampado escocés y su bufanda, cogió las llaves que había junto a un viejo cenicero, y cerró la puerta de camino hacia la calle.
Esa mañana estaba muy contento porque había recibido una carta de su hijo Antón, en ella le contaba que pasaría las navidades con él, hacía mucho tiempo, que no se habían visto, desde que le salió trabajo en la multinacional de coches eléctricos como ingeniero informático en Alemania.
Entro en el supermercado, compro un costillar de cordero de lechal, varias botellas de vino de rioja, un poco de fruta variada, entre ellas, las Uvas de la suerte, polvorones y turrón de Jijona.
Mientras terminaba de hacer la compra pensó en lo bien que se lo pasarían contándose, como les había cambiado las cosas desde que Lucía falleció, recordando tiempos mejores.
Iba caminando a paso lento con las bolsas de la compra y su bastón. No había avanzado muchos metros, cuando un par de jóvenes, lo zarandearon obligándole a dar unas cuantas vueltas hasta el pobre Juan cayó violentamente golpeándose la cabeza, en el suelo perdiendo el conocimiento, estos aprovecharon para robarle la compra y el dinero que tenía en la cartera. En la acera de enfrente había un mantero, con su pequeño puesto de bolsos de imitación, gafas y cd. Se percató de lo sucedido y con un tirón de cuerda, recogió su puesto y salió a su auxilio.
Se agachó a socorrerlo, le llamo, pero Juan no daba señales, le toco la aorta para ver si tenía pulso, pero con el nerviosismo no se lo encontró, le dio varios masajes cardiacos, mientras gritaba pidiendo ayuda, se levantó y recogió todo lo que se le había salido de la cartera, solo le faltaba el dinero, lo guardo todo en la cartera, cuando una voz femenina lo llamo _ ¡¡Hola!!, ¿Es usted el que ha pedido ayuda para este hombre, que se encuentra en el suelo? _ Si dijo, mientras se dirigía hacia ella, cogió un último papel, que estaba un poco más alejado de donde estaba la cartera, se metió el papel en uno de sus bolsillos, mientras la joven lo atendía, Juan ya estaba en la ambulancia camino al hospital con el mantero como acompañante.
El médico de guardia, le tomo los datos del enfermo, dados por Abdul, mientras el médico le preguntaba _ ¡Usted, lo conoce! No, dijo Abdul, yo soy un pobre mantero que me gano la vida vendiendo, mi mercancía en la calle.
¡¡Los vi a ellos dos!! Jugaron con el pobre anciano, lo tiraron al suelo, le robaron su compra, tiraron la cartera, yo lo vi todo, son unos delincuentes.
Después de hablar el médico con Abdul, y hacerle unas primeras pruebas, le dijo _ ¡Este hombre está muy mal!, ya que tiene una fractura de cráneo y tenemos que operar de urgencia, hemos visto en el escáner, que tiene un pequeño coagulo que le está taponando una de las venas que llevan el oxígeno al cerebro.
_ ¡Necesito saber, si Juan tiene familia! ¿Hijos, esposa? A lo que Abdul, se encogió de hombros, puesto que él no lo
Sabía, se prestó a estar junto a él y hacerle compañía hasta que llegase algún familiar de Juan.
Mientras lo llevaban al quirófano, le dieron una bolsa, con las pertenencias que llevaba Juan, y las llaves de su casa. _ ¡Mañana por la mañana!, si la operación sale bien lo subiremos a planta, para que usted pueda visitarlo.
Mientras se marchaba, paro un taxi, saco de la bolsa el carnet de identidad de Juan, para saber dónde vivía, le indico la dirección
Y el taxi, se puso en camino… Pago el taxi, y toco al telefonillo varias veces para ver si había alguien, pero nadie contesto, saco las llaves y subió al piso.
Vio fotos, de una familia de tres miembros, uno de ellos era de un chico joven, fue a la cocina, y se preparó un café, mientras pensaba, que estaba en las últimas, que si no pagaba el alquiler, lo echarían del piso.
Pasaron las semanas, y nadie de la familia de Juan fue a visitarlo, en una de esas noches que paso de ronda, vio un mensaje en el contestador, en el cual decían que Antón había fallecido en un accidente de avión, no hubo supervivientes. Fue Abdul, mientras le hablaba Juan estando este en coma, le dijo hoy es gran día, era el sorteo de navidad. Dios hizo un milagro de última hora, premiando a Abdul, tocándole el premio gordo 70 millones de euros.
Abdul se enteró en la cafetería del hospital, era el afortunado del premio, fue al banco a cobrar el premio, pero con un gesto de Redención, solo se quedó con el dinero del alquiler de un año, y el resto lo metió en la cuenta corriente, a nombre de su amigo Juan.
Con el tiempo, Abdul, le contó a Juan, la fatídica muerte de su hijo, pero dios le premio con un ángel que lo cuido y velo mientras este estaba en coma .Con este acto de Redención, Abdul y Juan forjaron una bonita amistad, que duraría para toda la vida.
Palabras; 899
Una vez más participó, en la convocatoria que nos brinda nuestro amigo David Rubio y su blog "El tintero de oro" en esta ocasión nos invita a hacer un relato sobre un "cuento de Navidad" de Chales Dickens, aquí va mi pequeño homenaje a este gran escritor, espero que mi humilde homenaje esté a la altura de lo que David rubio, me pidió. Si queréis seguir leyendo más cuentos de navidad pinchad Aquí
Espero y deseo tanto como él, y vosotros disfrutéis de este relato que esta escrito con todo mi cariño y aprecio, os deseo una feliz tarde , besos de flor.