domingo, 9 de octubre de 2022

Román y Enriqueta.

Más relatos sobre esta nueva edición del 
Tintero de oro pinchad en el enlace del Nombre. 


                              Román y Enriqueta.

Román era un joven pintor, que tuvo que emigrar a otro país para ganarse la vida.

Cuando llego a América “la tierra de las oportunidades” como todos decían, llego como muchos otros inmigrantes, con una pequeña maleta llena de ilusiones y muchos proyectos en mente.

Una vez que el barco atraco en el puerto, con sus papeles en regla.

Llego a la oficina de empleo, para solicitar información para trabajar en cualquier cosa, le informaron y a los pocos días ya tenía trabajo en un restaurante de camarero, en un restaurante lujoso.

Al principio, sus compañeros eran algo reacios a tratar con una persona de color, puesto que todos eran blancos, menos el viejo Tom, el cocinero que era mestizo y fue el único que salió en su defensa ante los ataques constantes de sus compañeros.

 Román le dio las gracias a Tom, con el tiempo se hicieron grandes amigos, en los ratos que tenían para salir a fumar un pitillo, hablaban de sus familias, de dónde venían cada uno.


Tom le dijo _ Yo vengo de Senegal, mi padre era negro y mi madre blanca, era una misionaria voluntaria de la iglesia cristiana.

En un pequeño hospital cristiano, que había en una aldea de Senegal, en un conflicto de guerra, mi padre era un soldado y lo hirieron en la guerra, y fue allí donde conoció a mi madre.

Cuando acabo el conflicto de guerra, mis padres sé casarón y pocos años después nací yo, meses más tarde nos vinimos aquí a este gran país.

Aquí crecí, fui al colegio, conocí a mi esposa, tuvimos a nuestros hijos, a Lucia y al pequeño Tom junior.

_ ¡Y tú de dónde vienes hijo!   Le dijo Tom.


¡Yo vengo de Sierra leona! _ Soy pintor, no reconocido aun, pero no pierdo la esperanza de ser famoso en el mundo entero algún día.

Minutos más tarde, entraron de nuevo al trabajo.

En su pequeño apartamento de New York, pintaba sus cuadros los días libres, que no tenía que trabajar en el restaurante.

Una noche, que llevaba turno cambiado en una de las comandas que hizo en una de las mesas, vio a una joven y hermosa chica pelirroja, le llamo mucho su atención, su llamativo pelo y sus grandes ojos y su alegre sonrisa.


Con la excusa de averiguar cómo se llamaba, se acercó a su mesa y pregunto.

_ ¿Está todo al gusto de los señores? ¿O les falta alguna cosa?


_ ¡Si, si dijeron al unísono varios hombres! Cuando ella dijo _ Me puedes traer un poco de agua con gas, ¿por favor? Enseguida dijo Román.


Unos segundos más tarde, ya tenía la botella de agua con gas en la mesa. Una vez, que el restaurante se fue vaciando, el trabajo no era tan agobiante y loco como en las primeras horas de la noche, cuando en la mesa de la joven pelirroja alzaron una mano para pedir la cuenta.


Se acercó y la chica pelirroja dijo _ ¿Me puedes dar la cuenta, mi abuelo no se encuentra bien y mi padre no está para conducir, creo que ha bebido un poco más de la cuenta?


_ ¿Quiere que le pida un taxi también?   Le dijo Román.

Dos minutos más tarde, el taxi ya estaba en la puerta del restaurante.

 _ ¿Dónde está la cuenta de nuestra cena?   Le dijo la joven.


—No te preocupes, esto corre a cuenta de la casa,  Le dijo Román.


_¡No, señor, esta cuenta la pagamos nosotros, se lo agradezco mucho pero no pued!… Cuando Román le cerró los labios con un dedo y le dijo _ ¡Tu abuelo se encuentra mal, y tendrás que llevarlo al hospital seguramente, y dejar a tu padre en casa! Creo que estás perdiendo tiempo, anda, ve, ya nos volveremos a ver, además sabes dónde trabajo ¿No? Si quieres volver a verme, pregunta por Román.

 

Unas semanas más tarde, la Joven pelirroja acudió sola a cenar, se sentó en la misma mesa en la que Román y ella se conocieron.

Lo busco con la mirada, no lo vio cuando se levantó de la mesa.

Cuando se disponía a marcharse, saliendo de la cocina cargado con una bandeja, lo vio, y lo llamo _ ¡Hola, Román!

Este se giró y la vio, y enseguida fue a su encuentro.

_ Cómo fue todo tan corrido, no pude darte las gracias por lo que hiciste por mí, fui tan desconsiderada que no me presente, me llamo Enriqueta, le dijo la joven.

Con el paso de los meses, se forjó una fuerte amistad que acabo con boda por todo lo alto, ella era la hija de un famoso Bróker de Wall Street.

Y él cómo le dijo a su gran amigo Tom, fue un respetado y famoso Pintor, que jamás olvido el origen de sus raíces, y lo mucho

Que le agradeció a América por haberlo acogido.

Palabras:829

 

                                     Fin.

Pd En está ocasión nuestra nueva colaboradora del Tintero de oro Marta Navarro nos invita hacer un relato en homenaje al escritor Francis Scott  Fitzgerald.

Y como no aquí esta mi pequeño aporte ,espero que les guste.

Os deseo a todos un feliz fin de semana , besos de flor.